La bella criatura se ofrece como
cebo, busca atraer a la presa más joven, la que todavía no ha aprendido a
identificar el peligro. Sabe que, porque corren detrás de una pelota, a los
chicos del estadio los protegen como animales exóticos, pero, cuando quieren
aparearse, no distinguen la diferencia entre un cervatillo y una tigresa.
También lo pueden leer en el enlace a "Viernes creativo" de Fernando Vicente.
Bonito micro, Beto, me alegra volver a leerte. Voy a pasear un rato por tu blog que hace tiempo no te visito.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias María, aquí siempre es bien recibida, espero que en su paseo encuentre algo más que le guste.
EliminarSaludos.
Estoy de regreso tras una pausa demasiado larga, pero veo que las cosas siguen en tu blog tan bien como siempre.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Bienvenido de nuevo Juan M. siempre es bueno tomarse una pausa. Gracias por tu amable comentario.
EliminarSaludos.
Bien Beto, interesante texto con toques cinegéticos y algo de intrigante propuesta final.
ResponderEliminarAbrazos, te leo.
Gracias Montesinos por la lectura y el comentario. Además de la imagen, este relato también esta inspirado en una frase que por aquí se escucha algunas veces: "cazadoras de peloteros".
EliminarSaludos.
Bonito micro Beto. Felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias Nani, aprecio el comentario.
EliminarSaludos.
A esto sí que se le puede llamar caza deportiva. Muy agudo Beto.
ResponderEliminarUn saludo
Una cosita, quieres decir, chicos no?
Eso, Rosy. Lo he leído varias veces y no noté el gazapo, lo corrigo, Gracias amiga, agradezco el comentario.
EliminarSaludos.
Un micro muy ingenioso. Un abrazo, Sotirios.
ResponderEliminarMuchas gracias Sotirios.
EliminarSaludos.