Cuando aquel hombre de ojos
tristes me tendió el ramillete de flores, no podía creer que fuera tanta mi
suerte. Camino a mi casa me había sentado en un banco del parque mortificado porque
aún no había comprado un regalo para mi mujer en el día de su cumpleaños, cada
vez me resultaba más difícil acordarme de esa fecha. Pensé que de alguna manera
él leyó mis pensamientos o que era un ángel enviado para aliviar mi
preocupación. Alcé la vista para
agradecerle el gesto y entonces pude comprender su generosidad: en el edificio
de donde había salido, se podían ver claramente, a través de la ventana, las
siluetas de dos personas que se besaban. —Eran para ella, mi esposa —me dijo. Me
levanté del asiento y con prisa me dirigí a mi hogar.
Este relato también se
puede leer en el blog elbicnaranja de Fernando Vicente en su convocatoria de
los “Viernes Creativos”.
Beto, lanzo mi sombrero al aire y grito, como en otra época: "¡El autor, el autor!" Maravilla tras maravilla, tu obra vuela por encima de los mortales.
ResponderEliminarEnhorabuena
JM
¡Caramba Juan M.! Mi ego ha estado a punto de estallar por culpa de tu comentario. Muchas gracias por tanta amabilidad, realmente me motivas.
EliminarSaludos
Sí, ya sé que te comenté allí que me había gustado mucho, hasta te regalé un refrán que le quedaba como anillo al dedo, pero es que me gusta venir a tu casa...
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Pero Rosy, ¡es que me encanta que venga por mi casa!, si no le veo por aquí mis letras se deprimen. El relato tiene un final abierto a la interpretación, pero ese refrán le queda perfecto, gracias amiga mía
EliminarSaludos.
Como en "des con sol hada mente", de Gelman, tu título se descompone en "des amor".
ResponderEliminarJuan M. no me había dado cuenta de la desconstrucción (algunos dicen deconstrucción) que se puede hacer con la palabra del título, me he puesto a jugar con ella y le he encontrado otras posibilidades. Es genial cómo Juan Gelman descompone la palabra “desconsoladamente” para crear ese breve poema.
EliminarVaya, qué final más sorprendente. Espero que un día que vuelvo a casa pronto no me pasa lo mismo porque me gusta mi nombre actual si no tenía que cambiarlo con don Cornudo.Buen micro, amigo. Un fuerte abrazo y por favor tutéame que solo tengo 56 años(ya sabes que voy a vivir más de 300)
ResponderEliminarJajaja, amigo Sotirio en el matrimonio hay que acordarse de los pequeños. detalles para que no nos agarre el desamor y en el peor de los caso nos crezcan cuernos. Bueno, voy intentar tutearte (lo hice), es que no lo hago por la edad, el “usted” me sale de forma natural. Muchas gracias por la lectura y el comentario.
EliminarSaludos.
Hola, me trae aqui tu ultima participación en viernes creativos, donde yo tambien comparto los viernes creativos, se me va pasando ni decirte alli y venir a hacerme seguidora tuya.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu visión tan particular, te sigo y esperare a que bajes el de esta último viernes, es bueno bueno de verdad , buena narrativa y gran imaginación¡¡¡
te sigo...
Besos ♥♥
Hola Tramos Romero, muchas gracias por acercarte a este pequeño rincón, bienvenida. He leído tus trabajos en los viernes creativos, allí raras veces dejo comentarios, me gusta más leer las aportaciones de los que dejan sus escritos en esa iniciativa de Fernando Vicente. También estaré visitando tu blog.
EliminarSaludos.