CARTEL PMI 2013
Salgo de un país
al que me han robado y
escondido en
exóticos bancos
de geografía
neutral,
donde mi dignidad
muere en la vergüenza.
Salgo de un país
al que le han robado el alma
para que la
nostalgia ocupe ese vital espacio del ser.
Me destierran a
soñar otra vida
fieras hambrientas
que se comen el porvenir.
Vuelvo a este país
y encuentro lobos
que han marcado
sus cuatro puntos cardinales
con su orín de
desvalijo, mientras la esperanza se bebe una cerveza
y baila una
bachata en el colmado de la esquina.
es una tortura
cruel en la memoria,
pero ya no tengo
fuerzas para vivirlo.
Mi aportación a la tercera jornada de La Primavera de Microrrelatos Indignados convocada por La colina naranja, Explorando Lilliput, Pliegos volantes y Ralatos de andar por casa.
Qué triste pero qué bueno, Beto. Hay algunas expresiones ahí que tocan muy adentro. Y ese final tan intenso, en verdad es una frase con la que ya, de puro cansancio, nos podemos identificar todos.
ResponderEliminarGracias por compartir esta jornada conmigo. Un abrazo grande.
Es una triste realidad, que algunos hemos vivido. Gracias Alba por pasar a leerme. Vale la pena indignarse cuando se encuentra el apoyo de amigos como usted.
EliminarSaludos.
Uno se queda agotado de tanta mezquindad. Me quedo por aquí. Te animo a visitar mi blog.
ResponderEliminarSaludos Beto.
No se conforman con robarnos nuestros recursos, también nos despojan de nuestra indentidad.
EliminarGracias jaal por pasar por este rincón y un honor el que se quede por acá, ire a visitarle.
Saludos.
Duro este poema, Beto, pero más es la realidad que te ha inspirado a escribirlo.
ResponderEliminarAlgunas frases... para enmarcar.
Me gustó MUCHO.
Un saludo
Si Rosy, es un poco duro. Hay un lado que es el que siempre gana, creo que entre todos debemos empujar para virar la tortilla. Me complace que le haya gustado, gracias por pasar a leer.
ResponderEliminarSaludos.
Los paraísos están hechos para perderse. Siempre han sido imaginarios.
ResponderEliminarSiempre se trata de que no habíamos visto bien. Mirar hacia atrás nos convierte en estatuas de sal. Hemos sido lanzados despiadadamente hacia el presente. Un territorio siempre extraño.Sólamente avanzamos por ahí.
Aunque en realidad ignoramos hacia donde.
Cada quien escoge o inventa su propio paraíso pero yo me niego a olvidar el pasado, prefiero correr el riesgo de convertirme en estatua de sal a ser cómplice de la impunidad. Quiero utilizar el presente para desmontar las demagogias porque pienso que las utopías aún son posibles.
EliminarGracias Carlos por pasar por aquí a leer y comentar.
Saludos.